“Si vivimos lo suficiente, todos sufriremos osteoporosis”

“¡Estoy viejo!/Me duele la rodilla/Me duele parte del antebrazo/Me duele la parte interior de una pierna/Y la otra parte/De mi estómago/Estoy muy cansado/¿Qué debo hacer?” Esto es lo que canta Sérgio Godinho en El elixir de la eterna juventud . Y para no caer, como en la canción, en un “ mea culpa, mea culpa”, escuchemos qué podemos hacer para retrasar lo máximo posible las terribles y dolorosas enfermedades de los huesos. “Diríamos incluso que si los mayores pudieran y los jóvenes supieran, ¡la diferencia de edad se reduciría!”, comenta el doctor António Vilar.
¿Cuáles son las enfermedades reumáticas que más afectan a los ancianos?
La más frecuente es sin duda la artrosis (o osteoartritis), que se origina en el cartílago articular y afecta especialmente a las articulaciones de carga, la columna vertebral y las manos. Los factores de riesgo conocidos incluyen la edad, el exceso de peso, el sexo, los cambios estructurales, los traumatismos o microtraumatismos repetidos con estrés articular. La osteoartritis de las manos con deformación ósea de los dedos es dolorosa, al menos en la fase inicial, y puede persistir con el movimiento y después de una inmovilización prolongada. En la columna, puede afectar drásticamente la movilidad, con rigidez y anquilosis, y es la principal causa de dolor lumbar crónico en ancianos. Otras dos afecciones que pueden afectar drásticamente la marcha son la osteoartritis de las rodillas y las caderas, que puede resultar en la necesidad de una prótesis total.
¿Es inevitable la osteoporosis?
Se podría decir que si vivimos lo suficiente, todos padeceremos osteoporosis. Su principal consecuencia son las fracturas. En Portugal se registran más de 12 mil fracturas al año. Aunque afecta a los hombres diez años más tarde que a las mujeres, a los 70 años la osteoporosis es un problema de salud pública (y de supervivencia), ya que las fracturas de cadera matan al 25% de los pacientes (¡más que el cáncer de mama y de ovario juntos!) en el primer año después de la fractura, y solo el 15% recupera su capacidad funcional previa. El resto depende de la ayuda de terceros. El mayor error clínico es atribuir la osteoporosis como causa del dolor óseo que se presenta en los ancianos, ya que es una amenaza silenciosa y sólo cuando se producen fracturas produce dolor.
¿Cuáles son los principales factores de riesgo?
Género, etnia, índice de masa corporal, edad, fractura por fragilidad previa o padres que hayan tenido una fractura de cadera. También el tabaquismo, el consumo de alcohol y la toma de corticosteroides durante más de tres meses. Enfermedades como la artritis reumatoide, el hipertiroidismo, la diabetes y el hipogonadismo también son factores de riesgo. La prevención se logra mediante intervenciones farmacológicas y no farmacológicas. De estos últimos recuerdo la importancia del ejercicio. Incluso sin ir al gimnasio ni correr, camine: caminar entre 30 y 45 minutos estimula la actividad ósea, contrarresta la pérdida muscular y mejora la coordinación motora. Pero trate de no caminar sobre pisos resbaladizos.
¿Qué precauciones debemos tomar en casa?
Quitar alfombras, tener mucho cuidado con las mascotas, utilizar iluminación adecuada, instalar pasamanos en pasillos y escaleras, evitar camas altas, no tener cables eléctricos tirados, utilizar platos de ducha y que cuenten con soportes y apoyos, no usar zapatillas, utilizar bastón o muleta si se tiene desequilibrio en la marcha. Algunas posibles intervenciones para prevenir caídas son: no prescribir sedantes, evitar la polimedicación, evaluar periódicamente la visión, evitar el alcohol, tener cuidado con algunos medicamentos para la hipertensión, encender la luz al levantarse por la noche, nunca subirse a bancos o sillas y eventualmente utilizar protectores de cadera.
Caminar de 30 a 45 minutos estimula la actividad ósea, contrarresta la pérdida muscular y mejora la coordinación motora.
António Vilar , presidente de la Sociedad Portuguesa de Reumatología
¿Es importante la nutrición?
Una dieta rica en calcio o suplementos de hasta 1.000 mg/día (tabla) y la suplementación con vitamina D, por los beneficios que aporta (además de la absorción de calcio, reduce el riesgo de caídas en ancianos al mejorar la respuesta propioceptiva neuromuscular), son muy importantes. Todos los tratamientos para la osteoporosis implican tomar o complementar calcio y vitamina D.
¿Qué otras enfermedades merecen atención?
Existen otras patologías menos frecuentes, como la polimialgia reumática, que se manifiesta con dolor y limitaciones en la cintura pélvica y escapular, afectando gravemente la autonomía de los pacientes. Los síntomas suelen ser fiebre baja, pérdida de peso y pérdida de apetito, acompañados de cambios de humor y depresión. La afectación de la columna cervical suele acompañar la presentación inicial. El veinte por ciento de estos pacientes pueden presentar arteritis temporal asociada a dolor, hinchazón y edema de la arteria temporal superficial y/o claudicación del habla, debido a arteritis de células gigantes. Esta presentación puede ir acompañada de neuritis óptica isquémica con rápida progresión a ceguera irreversible.
La artritis microcristalina debida al depósito de cristales de pirofosfato de calcio, también conocida como condrocalcinosis, puede comportarse, en el anciano, como una inflamación aguda con síntomas de monoartritis, más frecuentemente en las rodillas, pero también en las muñecas, hombros, tobillos y codos, rara vez involucrando más de una articulación en la misma crisis.
Una breve referencia a la gota aguda en los ancianos, que es más común en aquellos con ácido úrico elevado durante mucho tiempo, que toman diuréticos (particularmente tiazidas) o que tienen insuficiencia renal.
También me gustaría mencionar algunos reumatismos yuxtaarticulares como bursitis de rodilla, tendinitis de hombro y trocanteritis de cadera, que se producen en este grupo de edad debido a sobrecarga, desalineación o sobreesfuerzo. Pueden ser muy incapacitantes y el asesoramiento y el tratamiento dependen en gran medida de la etiología. En el caso de la tendinitis del hombro, que a menudo llamo “tendinitis del abuelo”, se produce y se desencadena al llevar en brazos a un nieto que, cuando cumple 1 año, ¡puede pesar hasta 12 kilos! La trocanteritis y la bursitis de rodilla suelen aparecer después de caminar, subir y bajar escaleras repetidamente o empezar el gimnasio sin contar, pesar ni medir…
Por último, el dolor óseo puede aparecer en ancianos después de síndromes paraneoplásicos o metástasis óseas de cáncer de próstata, tiroides, mama o riñón.
Artículo publicado en VISÃO Saúde nº 33
Visao